Santa María de la Alameda es un poco como la cara oculta de la luna. Este municipio serrano se encarama casi a mil quinientos metros de altitud y mira de reojo hacia las torres del monasterio de El Escorial. No en vano el cenobio se hizo en parte con el mármol de sus canteras y las maderas de sus bosques. Santa María está a una hora en coche de Madrid y es, con mucho, uno de los reductos rurales de la región.