De. José Medina, cura párroco de Somosierra , es el hombre que desde hace más de cuarenta años está trabajando por conservar la memoria de éstos acontecimientos históricos. Sonriente, comenta que Napoleón se cruza en su camino desde hace muchos años, y ello no ha sido precisamente una fuente de especiales satisfacciones. En la casa parroquial, un edificio pobre y desgalichado, (existente cuando la batalla) él ha ido guardando los pequeños tesoros que unos y otros han conseguido rescatar del olvido común que sumerge a las cosas. Hoy una bala de cañón, ayer, el botón de una casaca, mañana… quién sabe. Diferentes visitantes, algunos miembros de asociaciones culturales napoleónicas de diferentes partes, viajeros polacos retornados al lugar en que combatieron sus antepasados o incluso alguna asociación de reconstrucción histórica han pasado por la casa aportando diferentes objetos, escritos y recuerdos. Nosotros, admiradores de Napoleón, y sobre todo, de su época irrepetible, nos presentamos como asociación allí, pero… qué pequeños son nuestros medios y con cuanta facilidad enmudecemos, casi de impotencia, en aquellos escenarios del pasado. Advertimos nuestra debilidad de medios e incluso de conocimientos ante la tarea de contribuir, que es obviamente nuestro deseo ferviente, a la creación de éste museo, único probablemente en el mundo, erigido a la presencia del Emperador en España.