Una batalla histórica
Las tierras de Somosierra fueron escenario de una de las batallas épicas más importantes de la Historia. El 30 de noviembre de 1808, el Ejército francés, comandado por Napoleón Bonaparte, se encontraba bloqueado por la resistencia española en el paso de Somosierra. Napoleón envió a la caballería polaca -que formaba parte de sus tropas- para abrir el camino. El enfrentamiento fue muy cruento y, aproximadamente, dos tercios de los soldados polacos fallecieron. Aun así, su bravura sorprendió a las fuerzas españolas y facilitó el avance y la victoria francesa en la Batalla.
La contienda tuvo lugar en una extensión aproximada de 400 hectáreas y dejó gran cantidad de vestigios: una fortificación militar construida en el collado del puerto, proyectiles de plomo, hojas de sable, documentos y otros enseres de los que algunos se conservan en un pequeño museo de Somosierra.
En la actualidad hay asociaciones españolas, francesas y polacas que, en fechas señaladas, representan la batalla con trajes y útiles de la época. Incluso, en la ermita de Nuestra Señora de la Soledad -desde donde parte la ruta- Polonia ha puesto una placa conmemorativa.
Las tierras de Somosierra fueron escenario de una de las batallas épicas más importantes de la Historia. El 30 de noviembre de 1808, el Ejército francés, comandado por Napoleón Bonaparte, se encontraba bloqueado por la resistencia española en el paso de Somosierra. Napoleón envió a la caballería polaca -que formaba parte de sus tropas- para abrir el camino. El enfrentamiento fue muy cruento y, aproximadamente, dos tercios de los soldados polacos fallecieron. Aun así, su bravura sorprendió a las fuerzas españolas y facilitó el avance y la victoria francesa en la Batalla.
La contienda tuvo lugar en una extensión aproximada de 400 hectáreas y dejó gran cantidad de vestigios: una fortificación militar construida en el collado del puerto, proyectiles de plomo, hojas de sable, documentos y otros enseres de los que algunos se conservan en un pequeño museo de Somosierra.
En la actualidad hay asociaciones españolas, francesas y polacas que, en fechas señaladas, representan la batalla con trajes y útiles de la época. Incluso, en la ermita de Nuestra Señora de la Soledad -desde donde parte la ruta- Polonia ha puesto una placa conmemorativa.