En el siglo II d. C. se construyó una ruta secundaria desde Plasencia, que recorría el sur del Sistema Central hasta Talamanca y Cesada, esta última ya ubicada en la vía principal entre Emerita Augusta y Caesar Augusta. El puente de Talamanca se construyó para salvar las aguas del río Jarama en esta ruta secundaria. Talamanca se convertía así en cruce de caminos y adquiría cierta importancia en el desarrollo económico de la zona.