Es obvio que unos expertos constructores de puentes como los romanos o cualquier otro pueblo de la Antigüedad no podía haber cometido un error tan disparatado como el de construir unos corta aguas en dirección contraria, es decir río abajo, en vez de río arriba que sería lo normal.
La única explicación que se nos ocurre es que el río hubiera cambiado el sentido de su recorrido, lo que también resultaría altamente enigmático, ya que ello significaría unos levantamientos en los terrenos circundantes lo suficientemente traumáticos como para producir una auténtica catástrofe. La dirección del recorrido de un río desde su nacimiento hacia la desembocadura no se cambia de manera natural, así como así. Algo realmente inusual, por no decir incomprensible, debió ocurrir por estos parajes de los alrrededores del Río jarama.
La única explicación que se nos ocurre es que el río hubiera cambiado el sentido de su recorrido, lo que también resultaría altamente enigmático, ya que ello significaría unos levantamientos en los terrenos circundantes lo suficientemente traumáticos como para producir una auténtica catástrofe. La dirección del recorrido de un río desde su nacimiento hacia la desembocadura no se cambia de manera natural, así como así. Algo realmente inusual, por no decir incomprensible, debió ocurrir por estos parajes de los alrrededores del Río jarama.