Cine o a la discoteca Versalles
El cine Versalles, famoso en todo el
barrio, fue cerrado hace tiempo al igual que tantos y tantos
cines de
Madrid.
Tetuán ha cambiado mucho en los últimos cuarenta años. Además de sus nuevos
edificios, esos cambios llegaron por la desaparición de todas sus salas de cines. Algo similar a lo que ocurre en todos los
barrios de Madrid.
Hacia los años 70, Tetuán contaba con alrededor de catorce cines. Hoy no queda ninguno de aquellos. En aquellas salas se proyectaban dos películas en sesión continua (creo recordar que en el Versalles sólo una). No eran películas de estreno, pues estas estaban reservadas a los grandes cines del centro de Madrid. Era la época en el que el boca a boca era el mejor aliado de las salas. Tiempos del ozonopino (ese “ambientador” que los acomodadores esparcían por las salas entre proyección y proyección ayudándose de un pulverizador). Hay que recordar que por aquellas fechas no se disponía de tanta facilidad como hoy en día para acceder al
agua corriente.
También eran tiempos en los que alguna película la presentaban con “cortes” cuando la escena contenía “temática inadecuada”. La censura, decían.
Situado en la
calle Bravo Murillo, 309, el cine Versalles era el típico cine con discoteca incorporada en sus sótanos, un modelo muy frecuente entonces en Madrid. Se inaugura el 14 de Diciembre de 1965.
Recuerdo, que con la inauguración de la discoteca, los jóvenes del barrio pasamos de los guateques en los
patios de las
casas de vecinos, donde, a escote, se compraban las patatas fritas, galletas, panchitos… y algo de beber, un pequeño tocadiscos y naturalmente aquellos discos de vinilo, a ver, en el Versalles, en vivo y en directo a los músicos más famosos del momento: Los Relámpagos, Los Pekenikes, Los Canarios, el Dúo Dinámico, etc.
El Versalles que conocimos echa el cierre a mediados de 1989.
Después se reforma, y como otras salas de la época se convirtió en Bingo
Tetuán de las Victorias.
Un poquito de su
historia:
Los orígenes de Tetuán se remontan a la Guerra de África, en 1860, cuando el
ejército victorioso del general O'Donnell regresa de la contienda y acampa en la Dehesa de Amaniel (hoy día Dehesa de la Villa), mientras se preparaba la entrada triunfal en la capital (que nunca sucedió). Alrededor del campamento (que de provisional se iba convirtiendo en permanente) se fueron instalando comerciantes de productos de alimentación, y también
merenderos estables a los que acudían en los festivos los vecinos de la capital. Y aquí nació el barrio conocido como “Tetuán de las Victorias” (por la ciudad marroquí de Tetuán, de donde regresaron los soldados participantes en dicha campaña).
Esta zona era la frontera de Madrid y pertenecía al
pueblo de
Chamartín de la Rosa. Pronto se estableció una
plaza de toros que sobrevivió hasta la Guerra Civil.
Los elevados precios del suelo en la capital, forzados por la especulación derivada del Ensanche, llevaron a muchos de los que emigraban a Madrid a instalarse en Tetuán (como en otros barrios del extrarradio). Los
tranvías y luego el metro se construyeron enseguida en Tetuán para rentabilizar el traslado de la mano de obra a la ciudad. La inauguración de la línea 1 del Metro Progreso-Cuatro
Caminos en el año 1919, fue ampliada hasta Tetuán en el año 1929, lo que potenció el desarrollo del barrio.
En 1948, Chamartín de la Rosa fue incorporado a Madrid (junto a otros
pueblos que hacían frontera con la capital). Tetuán se convierte en distrito independiente de la capital en la división de 1955 y manteniéndose como tal hasta hoy día.
Tetuán es muy heterogéneo, tanto arquitectónica como socialmente. En él podemos encontrar desde modernos rascacielos, en el complejo AZCA, centro financiero de Madrid, hasta pequeñas casas de tipología rural o semirrural, herencia del barrio en sus orígenes, en la zona oeste del distrito.
La calle Bravo Murillo, en su tramo desde la glorieta de Cuatro Caminos a plaza de Castilla, vertebra el distrito.