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Gracias Marieta por haberme visitado en mi pueblo, y digo mi pueblo por que en realidad este es mi pueblo. Aquí trabajé, viví, disfruté, algo estudié y mucho aprendí. En cambio allí, sólo nací, trabajé, mucho pené (del verbo penar) y mal viví. A sí que es cierto que siento un gran cariño por Torrejón de Ardoz.
Referente a estos 3 pinos, es cierto que vi cuando los plantaron. Esta colonia se llama Parque de Cataluña y precisamente en esta calle que se llama Hilados, cuando todo esto estaba en construcción, a mediados de la década de los 70, un día, cuando los albañiles habían terminado su jornada de trabajo; monté en mi SEAT 600 a un compañero para enseñarle a conducir, bueno, enseñarle, mejor dicho para que tomara contacto con el coche. Conclusión, que todo estaba desierto y el único obstáculo que había era un montón de escombros de la obra y el único sitio donde mi compañero dirigió a Tinín, que así se llamaba el coche, y que por más que yo me empeñaba en que retirara el pie del acelerador, él más apretaba y por poco le damos a Tinín la vuelta de campana. Mi compañero me llamaba cuñado y cuando pasados los años se acordaba de aquello me decía: - ¿Te acuerdas cuñado del cabrón del Tinín con lo chiquitajo que era y cómo apretaba por subirse al montículo? Jejeje.
Bueno Marieta, si sigues visitándonos, irás viendo fotografías varias que unos y otros iremos colgando. Un saludo para ti y para quien nos visite.
Referente a estos 3 pinos, es cierto que vi cuando los plantaron. Esta colonia se llama Parque de Cataluña y precisamente en esta calle que se llama Hilados, cuando todo esto estaba en construcción, a mediados de la década de los 70, un día, cuando los albañiles habían terminado su jornada de trabajo; monté en mi SEAT 600 a un compañero para enseñarle a conducir, bueno, enseñarle, mejor dicho para que tomara contacto con el coche. Conclusión, que todo estaba desierto y el único obstáculo que había era un montón de escombros de la obra y el único sitio donde mi compañero dirigió a Tinín, que así se llamaba el coche, y que por más que yo me empeñaba en que retirara el pie del acelerador, él más apretaba y por poco le damos a Tinín la vuelta de campana. Mi compañero me llamaba cuñado y cuando pasados los años se acordaba de aquello me decía: - ¿Te acuerdas cuñado del cabrón del Tinín con lo chiquitajo que era y cómo apretaba por subirse al montículo? Jejeje.
Bueno Marieta, si sigues visitándonos, irás viendo fotografías varias que unos y otros iremos colgando. Un saludo para ti y para quien nos visite.