CULEBRAS DE LA SIERRA
Entre piedras milenarias
viven allí las culebras,
con rutas extraordinarias
sin usar los pasos cebras.
Los niños quieren sentirlas,
y esperan jugar con ellas,
no piensan que al recibirlas
ya no parecen tan bellas.
Corren buscando refugios
sin entender de fronteras,
y sin usar artilugios
imprimen grandes quimeras.
Culebras que retorcidas
olvidan sus primaveras,
viven siempre protegidas
por esas tan frías piedras.
Los caminos de la sierra
suelen ser sus frías rutas,
todo el invierno se cierra
entre sombras absolutas.
Culebras que van mirando
las flores de las laderas,
con su silencio cuidando
no tener nuevas quimeras.
Miras entre piedra y piedra
y apenas quedan los huecos,
donde no crece la hiedra
y la flora deja flecos.
Culebras sin un destino
arrastradas por el suelo,
maldiciendo su mal signo
y sin encontrar consuelo.
Con el calor del verano
a veces llegan silbando,
más es un espacio vano
y en el suelo van brincando.
G X Cantalapiedra.
Entre piedras milenarias
viven allí las culebras,
con rutas extraordinarias
sin usar los pasos cebras.
Los niños quieren sentirlas,
y esperan jugar con ellas,
no piensan que al recibirlas
ya no parecen tan bellas.
Corren buscando refugios
sin entender de fronteras,
y sin usar artilugios
imprimen grandes quimeras.
Culebras que retorcidas
olvidan sus primaveras,
viven siempre protegidas
por esas tan frías piedras.
Los caminos de la sierra
suelen ser sus frías rutas,
todo el invierno se cierra
entre sombras absolutas.
Culebras que van mirando
las flores de las laderas,
con su silencio cuidando
no tener nuevas quimeras.
Miras entre piedra y piedra
y apenas quedan los huecos,
donde no crece la hiedra
y la flora deja flecos.
Culebras sin un destino
arrastradas por el suelo,
maldiciendo su mal signo
y sin encontrar consuelo.
Con el calor del verano
a veces llegan silbando,
más es un espacio vano
y en el suelo van brincando.
G X Cantalapiedra.