LOS CALORES EN LA SIERRA DE MADRID
En estos días de julio
cuando se sufren calores,
buscamos vientos de junio
de los que impiden sudores.
Las noches dejan sus huellas
con calores tremendistas,
se divisan las estrellas
y ves sus rutas distintas.
Calores que van llegando
entre brisas polvorientas,
a su paso van dejando
horas que se vuelven lentas.
Vives buscando la sombra
como un vulgar caminante,
y tanto calor te asombra
con el sudor por delante.
Las brisas de la mañana
se van deprisa corriendo,
su frescura nunca vana
hoy lo vas agradeciendo.
Los sombreros y sombrillas
son compañeros del alma,
notando que las costillas
el calor marca su calma.
Hay silencios en la noche
que abrazan las alboradas,
el calor es un reproche
en viviendas encantadas.
El sol castiga con fuerza
en estas fechas soñadas,
y el frío guarda pereza
con sus rachas embrujadas.
Las montañas hoy sedientas
brillan sin perder la calma,
más no se sienten contentas
cuando el calor las reclama.
G X Cantalapiedra.
En estos días de julio
cuando se sufren calores,
buscamos vientos de junio
de los que impiden sudores.
Las noches dejan sus huellas
con calores tremendistas,
se divisan las estrellas
y ves sus rutas distintas.
Calores que van llegando
entre brisas polvorientas,
a su paso van dejando
horas que se vuelven lentas.
Vives buscando la sombra
como un vulgar caminante,
y tanto calor te asombra
con el sudor por delante.
Las brisas de la mañana
se van deprisa corriendo,
su frescura nunca vana
hoy lo vas agradeciendo.
Los sombreros y sombrillas
son compañeros del alma,
notando que las costillas
el calor marca su calma.
Hay silencios en la noche
que abrazan las alboradas,
el calor es un reproche
en viviendas encantadas.
El sol castiga con fuerza
en estas fechas soñadas,
y el frío guarda pereza
con sus rachas embrujadas.
Las montañas hoy sedientas
brillan sin perder la calma,
más no se sienten contentas
cuando el calor las reclama.
G X Cantalapiedra.