La localidad cuenta con un importante patrimonio ambiental, protegido legalmente mediante la inclusión de parte de su término en la ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) de los
Pinares de
Valdemaqueda.
A unos cuatro kilómetros del casco urbano, se halla el
Puente Mocha, que se alza sobre el
río Cofio, sin duda el principal
monumento del municipio. Aunque es designado popularmente como puente
romano, es de origen bajomedieval o prerrenacentista. Consta de cuatro ojos a medio punto y de dos vanos de losas planas. Su tablero tiene una longitud de 40 m.
El
pueblo aún conserva elementos de
arquitectura rural, entre los que destacan algunas
fuentes,
molinos y
edificios.
Podemos comenzar un itinerario cultural en la Travesía del Dos de Mayo y concretamente desde el
camping El Canto de la Gallina, siguiendo la
calle de enfrente, nos vamos a encontrar con tres fuentes públicas: la primera del siglo XIX, con base en
cruz, un poco más adelante la segunda, adosada a la
piedra de granito, y por último al llegar a la
plaza de
España la
fuente de la
Fragua, la más antigua de la localidad.
Una vez en la plaza podemos ver los dos
ayuntamientos. El antiguo alberga actualmente el Centro de Acceso Público a Internet y contrasta con el moderno, de construcción contemporánea (
premio FAD 1999).
Frente al
ayuntamiento sale la calle Atalaya, en la que se encuentra otra fuente, desde donde tomaremos la avenida de la Constitución y veremos a nuestra izquierda la
iglesia de
San Lorenzo Mártir del siglo XVI. En ella hay una cruz de granito del siglo XIX y restos de
picota en la
puerta de entrada al
jardín. Saliendo de la iglesia bajamos por la calle del mismo nombre hasta llegar de nuevo a la travesía del Dos de Mayo en la que podemos observar ejemplos de arquitectura rural, el antiguo
palacio de Medinaceli totalmente reformado y también la
ermita de la
Virgen de los Remedios.
Una vez en la ermita podemos optar por tomar la avenida del Puente Romano y caminar unos 3,5 Km abajo hasta llegar a Puente Mocha, o seguir en la misma travesía y contemplar los
puentes de granito de
bóvedas rebajadas que pasan respectivamente por el arroyo de las Chorreras y por el arroyo de la Hoz. Desde hace 1 año la localidad cuenta con dos
casas rurales cada una diferente pero con un gran encanto por su entorno.