Hace años esa esquina tenía un bolera en la parte superior, y al final de la calle estaba el bar de la Vicenta, buenos chatos de vino, botellines; y hasta podías ver el Plús. Buenos recuerdos que se tornaron desagradables cuando tuve que partir, como dice el dicho, De Valdemorillo ni vacas ni novillos y si puede ser ni mujer. Aún así un abrazo de una persona que cree todavía en la buena gente.