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VELILLA DE SAN ANTONIO: Aunque viajo con cierta frecuencia, más de lo que quisiera,...

Aunque viajo con cierta frecuencia, más de lo que quisiera, por motivos laborales a países convecinos de nuestro entorno; esto a cambio me ofrece la posibilidad y la perspectiva de todo contraste.

Debo estar equivocado. ¿La Corporación Municipal de Velilla de San Antonio tiene publicado visiblemente los sueldos de Alcalde, Concejales y Oposición?. A esta pregunta directa, El Foro de la Ciudad me contestó de forma privada, que habría que hacer un escrito administrativo personal explicando además las razones de tal solicitud. ¿Es esto una carbonaria habitual, o por el contrario un acto de transparencia pública (al que todo ciudadano tiene básico derecho de información) y que otras tantas Corporaciones del entorno publican con total normalidad? …
El rictus y el ripio de todo poder tiende a la ocultación. La Perversión de la “ Rex Pública” con mayúsculas consiste más en sus silencios sonoros que en sus discursos. Es donde siempre pierde toda ciudadanía. En su déficit democrático. Juegos políticos de Póker y Mus en alternancia, que simplemente entretienen y alargan su agonía. Esos silencios, buscan recubrir más las necesidades propias, que lo que debiera ser la contrastable y auditable vocación de servicio público sin solución de continuidad, pero bien reenumerado. Singularmente, cuando parte minoritaria pero creciente de su población, busca alimentos en tachos de basura, recurre escondiéndose de miradas a Caritas, vive con 700 Euros mensuales o va tirando del sueldo de sus jubilados. Peligro: área de derribos. Vamos perdiendo altura de miras y aproximándonos al fondo.

O cambiamos la forma de hacer política sustentada en el clientelismo voluntarista (de listas cerradas) a dedo, por votación popular, pero a dedo; con excesivas vocaciones de permanencia en el escaño hasta la jubilación desde los ámbitos locales, regionales y nacionales, o definitivamente iremos progresivamente perdiendo la carta y el estatuto de ciudadanía todavía con aspiraciones de higiene democrática y salud social; es decir, transparente, ecuánime y lúcidamente administrada. Ajustes éticos si se prefiere, junto a los económicos. ¿O quizá estamos ante una generación política formal-constitucionalista ya amortizada, que desenfoca continuamente la realidad y su población recrimina?.

Un síntoma preclaro de esta enfermedad social, es la enquistada desafección y desconfianza hacia la banca en general y los políticos en singular responsables de regularla. Aunque esto vaya en contra de nuestro prejuicio, resulta evidentemente ser así. O desempolvamos la empatía reequilibrando nuestros estratos y agudos diferenciales sociales desde la voluntad política, o moriremos de arrogancia con crepita mentalidad de pasarela Cibeles. En el futuro ya hay demasiada gente esperando.