Dejad el pollo en paz, que está muy bien donde está, como la estrella roja en Moscú ó como la
puerta de Alcalá en
Madrid. Si no, empecemos ya con la tontería: primero derribaremos la pirámides de
Egipto, en las que sufrieron esclavos; después los
circos romanos, por los gladiadores; después las
catedrales; los
palacios reales...