Paseo por los alrededores de
Villanueva de la Cañada finalizando el
otoño.
Villanueva de la Cañada fue conocida con el nombre de Despernada. Por contracción de la palabra, se le llamó más tarde La Espernada. Sobre esta denominación circulan varias leyendas: una de ellas hace referencia a una
estatua de
piedra, mutilada por los transeúntes, y que existió en tiempos remotos en el sitio en que hoy está edificado el
pueblo, y a cuyo alrededor se levantaron las primeras viviendas. Esta versión está documentada en las "Relaciones Topográficas de Felipe II" (1578), cuyo original se conserva en la
Biblioteca del
Monasterio de
San Lorenzo de El Escorial.