Mi abuelo, Juan Antonio Gallego, llamado en Aledo "de la Taberna" tenía negocio de venta de esparto, y por fortuna tengo en mi poder uno de sus libros de cuentas, y en algunas de sus páginas hay manuscritos trozos de coplas que inventaba para las fiestas. Me ha emocionado leer vuestros comentarios sobre Aledo. Los veranos en casa de "la madre Ana", al lado de la tienda de Agustín; las siestas en el terrao, entre el aroma de las almendras con cáscara; partir olivas en la piedra a la puerta de la casa, entre las risas y las palabrotas del tío Blas, que nos llamaba "caditanas".Días de amor, sombras frescas, agua con sabor a cántaro y noches con sonidos del agua de la fuente.El chacho José, corriendo siempre detrás de nosotros, quitándose la gorra y rascando su frente arrugada, los ojitos brillantes, y sus pases toreros...Siempre tenía una peseta escondida; era un ángel, él me adoraba y yo le adoraba.Y tanto, y tantos recuerdos.
Anita.
Anita.