Procesión de
Semana Santa, en
Beniaján. Los tercios de nazarenos preceden el paso del trono, siempre artísticamente adornado con
flores que realzan la belleza del grupo escultórico. La gente abarrota las viejas
calles de la villa, transformadas en un
museo al aire libre, dispuesta siempre a contemplar los desfiles pasionales y luego volver a
casa con el dulce regalo de los caramelos. Es la fusión de
fiesta,
arte, devoción y vivas
tradiciones.