"La Cara del Santo" es uno de los peñascos que enmarcan el paisaje de Beniaján. Su proximidad al nucleo urbano, la curiosa forma de su roca y que a sus pies se levante la ermita de San Antón, convierten a este monte en uno de los más característicos de la localidad. No en vano, en torno a él también han surgido leyendas e historias siempre envueltas de magia y misterio.