La falta de documentación material impide asegurar que se estableciesen asentamientos en el territorio de
Blanca, aunque la proximidad del
Río Segura y lo benigno del clima hacen de esta zona un lugar ideal para el establecimiento de población.
Tendremos que llegar al año 713, con la llegada de la conquista árabe, para constatar la presencia humana estable en la localidad de Blanca. El primer testimonio nos lo trae los restos de su
castillo, que datan de los siglos XI-XII. Conocida entonces con el nombre de "Negra" debido, al parecer, al
color del
monte donde está el
edificio fortificado y el núcleo de población. Dicha fortificación fue mandada construir por el primer Rey de
Murcia, Muhammad ibn Mardanis, conocido como el "Rey Lobo", entre los años 1155 y 1171, coincidiendo con las dos grandes incursiones de los almohades, y también con la época de mayor esplendor del Reino (la economía del Reino murciano alcanzó un gran auge con el desarrollo de la
agricultura -cereal, vid y
olivo- y del
comercio con la exportación de la
cerámica de
reflejos metálicos a las Repúblicas italianas. Los intercambios comerciales se realizaban con la moneda oficial, el dinar de oro, fabricada en la ceca de Madina Mursiyya -Murcia). Dicha construcción pretendía la finalidad de dominar la Vega Alta y el
Valle de
Ricote para incrementar la seguridad del Reino.
La vinculación histórica de formar parte del morisco Valle de Ricote se constata en 1228, en la insurrección comandada por Ibn Hud desde Ricote contra los almohades. Aunque tras la muerte de éste, diez años después, sembrarían la anarquía y el descontrol en el Reino de Murcia, provocando la firma del Pacto de Alcaraz con Castilla, en 1243, que obligaba la sumisión a la Corona en calidad de protectorado. Respetándose y garantizándose de este modo las posesiones,
tradiciones y creencias musulmanas a cambio de vasallaje al rey castellano.
Una vez Alfonso X en el trono castellano y después de incumplir algunas cláusulas del Tratado, la población mudéjar se subleva entre los años 1264 y 1266. Tras sofocar la revuelta, otorga a las poblaciones del Valle de Ricote el Fuero de la ciudad de Murcia, siendo incluido en el término de la ciudad.