Por los años 1950, en el bajo de esa casa había una fragua, cuyo artesano se llamaba Pedro Salinas, como el poeta. Su ayudante era Lázaro, hermano del Bisonte, pero yo mismo también atizé el fuego alguna vez para poner al rojo una reja de arado. Una cosa que decía este buen hombre, y que todo el mundo debe recordar: "En la botica no probar, y en la fragua no tocar".