Cuando vas llegando a este lugar
hay un aroma extraño
que te llega a embriagar,
la visión de una cruz gigante
que aún sin ser creyente
te hace resucitar.
Te adentras en sus calles
y respiras profundamente,
con una sonrisa en los labios
vas saludando a sus gentes,
complicidad de la mano amiga
mejillas que se llegan a rozar
palabras que te alegran el alma
momentos que nunca olvidarás.
Cuando va cayendo el día
y te tienes que marchar
en la despedida hay una añoranza
de quedarte un poco más,
pero siempre te queda la esperanza
de que pronto volverás.
hay un aroma extraño
que te llega a embriagar,
la visión de una cruz gigante
que aún sin ser creyente
te hace resucitar.
Te adentras en sus calles
y respiras profundamente,
con una sonrisa en los labios
vas saludando a sus gentes,
complicidad de la mano amiga
mejillas que se llegan a rozar
palabras que te alegran el alma
momentos que nunca olvidarás.
Cuando va cayendo el día
y te tienes que marchar
en la despedida hay una añoranza
de quedarte un poco más,
pero siempre te queda la esperanza
de que pronto volverás.