A principios del siglo XXI
Cartagena ha renovado su industria, ha consolidado su oferta turística gracias a unos recursos culturales cada vez más importantes y ha atraído un intenso tráfico de cruceros. La población alcanza los 200.000 habitantes y proliferan las urbanizaciones periféricas en la ciudad y fuera de ella, pero los problemas del
casco antiguo siguen sin resolver.