Las dificultades económicas, iniciadas con la crisis del petróleo en los años setenta y agravadas en los ochenta, acompañan al establecimiento de la democracia, cuyos primeros pasos se verán dificultados no poco por la situación económica y las tensiones sociales. Pero la crisis toca fondo en los noventa y, desde mediados de esa década, se asiste a un nuevo periodo de auge económico y crecimiento urbano, que, desgraciadamente, a pesar de los cambios habidos en el modelo de desarrollo, repite algunos de los errores de la etapa anterior.