En medio de la recesión económica y las fuertes tensiones sociales, provocadas por la crisis de la minería y agravadas por la gran crisis económica internacional de la segunda década del siglo XX,
Cartagena afrontó la Segunda República y padeció las dramáticas consecuencias de la Guerra Civil, durante la cual fue uno de los bastiones más importantes del gobierno republicano y, junto a
Alicante, la última ciudad en caer en manos del General Franco. Tras la posguerra, que en Cartagena fue especialmente dura, la llegada del
agua del Taibilla y la construcción de la refinería en
Escombreras, propicia una nueva etapa de desarrollo económico que se prolonga hasta los años setenta.