La ciudad va a ser objeto de un profundo cambio conforme a las nuevas ideas urbanísticas y arquitectónicas en boga. La actual configuración del
casco antiguo de
Cartagena debe su fisonomía a esta época: se levantan palacetes, casonas de la burguesía, un nuevo
ayuntamiento, una
estación de ferrocarril,
fábricas y centros de enseñanza en el nuevo estilo modernista, con modelos que fundamentalmente se inspiraban en el modernismo catalán. La
arquitectura está considerada como una de las grandes artes del hombre. Los
edificios,
calles y
monumentos se constituyen como un
reflejo de la sociedad y su
historia y comprenden una parte fundamental de nuestra memoria. Estos elementos que se han levantado en el pasado pero que a la vez seguimos utilizando y construyendo en el presente, independientemente de su evolución funcional, son precisamente los espacios donde desarrollamos nuestra vida y donde representamos materialmente nuestras actividades, y por ello suponen un testimonio único y ocupan un lugar simbólico de nuestro patrimonio cultural.