No obstante, con la llegada de los aires de la reciente Restauración Borbónica y el establecimiento de una nueva burguesía foránea, que rápidamente va a situarse en las altas esferas sociales y políticas de
Cartagena, la economía despega rápidamente al amparo de la industria minera y metalúrgica, motor y empuje del resto de actividades de la ciudad portuaria. Un periodo de esplendor que se va a materializar en el urbanismo de la ciudad por medio del estilo modernista. Esta nueva estética inspirada en la
naturaleza no solo introducirá nuevos materiales como
el hierro y el cristal, sino que también revolucionará el interior de los
edificios y sus mobiliarios, y se plasmará en Cartagena de la mano de grandes maestros como Victor Beltrí o Tomás Rico.