La ciudad de Cartago Nova, recibió el rango de colonia
romana, fue entonces cuando las nuevas élites enriquecidas con el
comercio y la explotación minera proyectaron en la ciudad importantes transformaciones urbanísticas. Se trazó una nueva red viaria y las nuevas
calles (decumanos orientados de norte a sur) formaron manzanas (insulae) de diseño cuadrangular. En ellas construyeron alguno de los
edificios más importantes de época augustea y del S. I, como el
foro, el
teatro o el Augusteum. Tras la desaparición del imperio
romano,
Cartagena, con el nombre de Carthago Spartaria, formó parte de los dominios de bizancio en la península ibérica, de la que fue uno de sus más importantes ciudades e incluso llegó a ser su capital.