Desde finales del S. XIX, y durante el S. XX, la economía de
Cartagena se basó en la explotación del cinc, plata y plomo de la
sierra minera, cuya prosperidad se manifestó con la construcción de los numerosos
edificios modernistas, salpicados por toda la ciudad, y también en la explotación del sector químico. En la actualidad, agotados los filones mineros, Cartagena vive principalmente de la construcción y reparación naval, el refinado de petróleo y la exportación de aceite de oliva,
frutas, cítricos,
hortalizas, esparto, vino y productos metálicos. Hoy en día, Cartagena también es una de las principales bases navales de
España.