En su interior destaca la gran
escalera imperial en torno a la que se encuentran diversas dependencias municipales como el
salón de plenos y el despacho del alcalde. Son reseñables las obras de fundición como
columnas y
lámparas y la colección de cuadros de personajes ilustres de la ciudad desde el siglo XVIII. Debido a su construcción sobre terrenos inestables
ganados al
mar, y a un deficiente sistema de cimentación, el
edificio comenzó a sufrir importantes daños estructurales que lo llevaron un progresivo proceso de
ruina, por lo que en 1995 se cerró el edificio y se acometieron obras de restauración. Diversos problemas legales con la contrata de las obras retrasaron las obras durante once años.