Cartagena recobrará su antigua importancia en el siglo XVIII cuando, a raíz de su elección en 1726 como capital del Departamento Marítimo del Mediterráneo y la construcción del Arsenal y de los
castillos y cuarteles previstos en el plan de fortificación de la ciudad, se alcance una gran actividad constructiva y mercantil que atraerá hacia ella a grandes contingentes de población, pasando ésta en un corto espacio de tiempo de 10.000 a 50.000 habitantes.