Las características del terreno impusieron una traza de
caminos serpenteantes y
escaleras para salvar desniveles. También se trazaron numerosas veredas que comunicaban, unos con otros, los diversos
paseos escalonados. A distintas alturas se diseñaron
terrazas formando extensos
jardines con la utilización de plantas arbustivas de porte bajo tratadas como setos y topiarias con formas geométricas, destacando los círculos y los rombos. En todas las superficies restantes por ajardinar, sobre todo en taludes áridos, se emplearon plantas tapizantes.