Al perder su función defensiva, el
castillo entró en decadencia y comenzó un progresivo proceso de
ruina, que llevó al
Ayuntamiento a plantearse su demolición a principios del siglo xx. Afortunadamente el proyecto no se llevó a cabo, y durante la dictadura de Primo de Rivera todo el recinto se convirtió en un gran
parque público con
jardines, estanques y animales, popularmente conocido como el «castillo de los Patos». A pesar de esto, el castillo continuó en
ruinas. Por fin, con la formación del consorcio
Cartagena Puerto de Culturas, se acometió la restauración parcial del castillo y su
torre del
homenaje se convirtió en un centro de interpretación de la
historia de Cartagena.