El asesinato del rey Pedro I inicia en Castilla la dinastía de los Trastámara, cuyos reinados se caracterizaron por las continuas concesiones a la nobleza. En este sentido, en 1464 el rey Enrique IV concede a don Pedro Fajardo y Quesada el señorío de la ciudad de
Cartagena con su
castillo y los derechos de jurisdicción y cobro de tributos. Esta situación se mantiene hasta los Reyes Católicos. En 1503, la reina Isabel ordena la restitución de la ciudad de Cartagena con todos sus derechos a la corona, entregando como compensación a Pedro Fajardo y Chacón el dominio de las ciudades de Vélez-Rubio, Vélez-Blanco y
Cuevas del Almanzora y concediéndole el título de marqués de los Vélez.