Señor y Dios nuestro, tu escogiste para ti desde sus más tiernos años a
Santa Cecilia. Ella amó a Dios, a su
familia, a sus semejantes, hasta entregar todos sus bienes a los pobres. Desde su imagen nos señala una ruta. Es un
faro luminoso en los
acantilados del mundo. Se nos muestra
joven, hermosa, rica de espíritu y sana. Exhibe valentía, carácter, robustez del alma… hasta entregar su vida. Queremos aprender de ella esa fe y esa valentía para vivir nuestro cristianismo sin claudicar. Lo pedimos
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