El término “Jabalí” es un topónimo que, como afirmaba Díaz Cassou, no tiene nada que ver con “... la existencia en nuestros
montes de la cerdosa
caza....., y no porque en él se matase jabalí alguno, sino por que está situado donde concluye el
valle y principia el
monte, y a los montes llamaban los árabes yabalí”. En este sentido Vallvé Bermejo hace derivar el nombre de Yabal-Ayl, “monte del ciervo”, y Bernal Segura señala que “....procede de la voz arábica yabelíí ó yabalíí, dos formas aceptadas con el significado de montañés ó montaraz”.
Según Emilio Sánchez Baeza, inicialmente solo existió un lugar conocido como “Jabalí”, que es citado en documentos del siglo XIII con motivo del repartimiento de tierras realizado tras la conquista cristiana del Reino de
Murcia, que dependía, al igual que otros muchos lugares de la
huerta, de la jurisdicción de la ciudad, incluso en lo eclesiástico. Muchos de esos lugares fueron asignados a un solo propietario que fácilmente los convirtió de mayorazgo en señorío, como es el caso del Javalí que perteneció a los Cervatos, citándose por el Licenciado Cascales a doña Mencía de Cervatos “..señora de la Aldea de Jabalí” hacia finales del siglo XIV.
Será en el siglo XV cuando el señor de Javalí, don Diego Carrillo, casado con doña Angela de Riquelme, fundó
Javalí Nuevo en tierras de su propiedad situadas al otro lado del
río, pasándose a denominar el poblado existente de Javalí con el calificativo de Viejo para distinguirlo del recientemente creado, dada la cercanía entre ambos. Según Abelardo Merino la conquista de
Granada había significado una mayor seguridad en todo el territorio murciano, produciéndose un desbordamiento de pobladores desde las urbes hacia el
campo, “.... uniéndose a los mudéjares autóctonos los procedentes de Granada, y a unos y a otros se unen los cristianos viejos que ubican sus colonias agrícolas en torno a una
ermita, que luego se hace
pila y luego
parroquia, dando base a aquella agrupación para convertirse en Concejo y aun en villa sobre sí”. Uno de los ejemplos de ese desarrollo progresivo citado por dicho autor es el de Javalí Nuevo.
El crecimiento del nuevo lugar fue tal que en el Censo de las Provincias Ordinarias y Partidos de la Corona de Castilla elaborado en 1.594, dentro de la jurisdicción de Murcia, se incluye, entre otros, al Javalí Nuevo, teniéndose constancia de la residencia en el lugar de 50 vecinos inscritos en el censo realizado en 1.587, quedando en lo eclesiástico anexo a la parroquia de
Alcantarilla, mientras que
Javalí Viejo era anexa a la de
La Ñora, debido a que estaban separadas por el río.
A partir de 1.713 Javalí Nuevo obtendrá la consideración jurídico administrativa de Lugar de Realengo con Alcalde Pedáneo, dependiente del Concejo de la ciudad de Murcia.
En los inicios del siglo XIX, durante el denominado Trienio Liberal (1.820-1.823), al igual que otros 22 núcleos de población, Javalí Nuevo se constituyó en
Ayuntamiento independiente, aunque esta situación duró muy poco tiempo, ya que, como señalan Ruiz Alemán y Morales Gil, la mayoría de ellos volvieron al seno del ayuntamiento de Murcia, “....unos a petición propia al no poder sostener los gastos de su ayuntamiento y otros absorbidos a la caída del trienio constitucional, no solicitando nuevamente formar ayuntamiento”. No obstante el crecimiento del Javalí Viejo en este periodo es importante tal como reflejan los datos que para mediados del siglo citado nos aporta Pascual Madoz, reflejando que la pedanía se compone de 300
casas repartidas en 11
calles y dos
plazas denominadas de la
Iglesia y de Isabel II, contando con dos
escuelas particulares y una de labor donde se enseñan 12 niñas; una
fuente conocida como de la Pila, cuyas
aguas eran filtradas de la acequia de Barreras y de la que se surtían los vecinos de Javalí Nuevo y los de Alcantarilla cuando las aguas del río bajaban turbias. También constata este autor la existencia de una iglesia con la advocación de la Purísima Concepción, aneja a la parroquia de Alcantarilla, una ermita extramuros dedicada a la
Virgen de la Antigua y un
cementerio construido en 1.839. Por el
pueblo pasaba la citada acequia de Barreras sobre la que se construyó un
puente en la
calle de Mediasala. Sus tierras eran de huerta y campo, las primeras regadas con aceñas y las segundas conformadas por terreno montuoso. Se producía trigo, maíz, seda, pimiento (que era extendido en los montes para su secado y posterior conversión a polvo), melones,
frutas, legumbres y verduras. Tenía una cabaña de unas 100
ovejas y caza de conejos, codornices y varios pájaros. Su población se cifraba en este periodo en 320 vecinos, unas 1.563 almas.
Ya entrados en el presente siglo, y si observamos el gráfico de la evolución de la población de la pedanía, detectamos diferentes subidas y bajadas en las cifras de habitantes a partir de 1.960, situándose su cota mas alta en los 3.308 habitantes del año 1.974 y su cota mas baja al año siguiente. A partir de 1.976 se produce un aumento de población que nuevamente se ve frenado en 1.981. Pero a partir de 1.986 se detecta un crecimiento continuado que nos llevará hasta los 3.275 habitantes de 1.996.
La expansión urbana se ha realizado sobre los terrenos de secano situados al Oeste de la pedanía, residiendo sus habitantes esencialmente en núcleo. Su población activa se dedica mayoritariamente a los sectores secundario y terciario, perdiendo la
agricultura la importancia que tuvo en épocas pasadas, convirtiéndose en una actividad a tiempo parcial, principalmente vinculada al autoconsumo.