Situación:
Mi abuelo, Juan José Tomás Jimenez, nació en La Alquería. Y gracias al empuje y constancia de los vecinos, gracias a su gran deseo de educación, formación y cultura, lograron que se abriera una escuela en el pueblo. Allí mi abuelo aprendió a leer, escribir y contar. Años más tarde mi abuelo se presentó para cumplir con el servicio militar. Se extrañaron mucho de que supiera leer, escribir y contar. Le dedicaron a enseñar a miles de soldados analfabetos. Se hizo maestro.
Estoy muy orgulloso de mi abuelo, de mis parientes que viven en la Alquería, y de todos sus vecinos.
Recuerdo el extraordinario encuentro que realizamos los Tomás. La gran hospitalidad de todos los parientes.
Los nietos del maestro Juan José somos ocho. Todos fuimos a La Alquería con esposas, esposos, y biznietos.
Papa, Juan José Tomás Marco, que cuenta con 85 primaveras vividas, siempre nos habló de sus primos y quiso que los conociéramos.
Mi padre descubrió la cueva de los murciélagos con pinturas rupestres.
Os escribe Luis Tomás Crovetto, sacerdote, agustino y misionero. Nieto de Juan José, hijo de Juanito. Os quiero y recuerdo. Abrazos.
Estoy muy orgulloso de mi abuelo, de mis parientes que viven en la Alquería, y de todos sus vecinos.
Recuerdo el extraordinario encuentro que realizamos los Tomás. La gran hospitalidad de todos los parientes.
Los nietos del maestro Juan José somos ocho. Todos fuimos a La Alquería con esposas, esposos, y biznietos.
Papa, Juan José Tomás Marco, que cuenta con 85 primaveras vividas, siempre nos habló de sus primos y quiso que los conociéramos.
Mi padre descubrió la cueva de los murciélagos con pinturas rupestres.
Os escribe Luis Tomás Crovetto, sacerdote, agustino y misionero. Nieto de Juan José, hijo de Juanito. Os quiero y recuerdo. Abrazos.