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LA ÑORA: al como señalan Pocklington y otros autores, el topónimo...

al como señalan Pocklington y otros autores, el topónimo que identifica a esta pedanía deviene del murciano medieval añora, que se refiere a una "rueda hidráulica, movida por la corriente, destinada a elevar agua de riego", procedente del árabe al-nâ`ûra. Este mismo autor también señala que "el Dr. Torres Fontes ha demostrado que la rueda no fue construida hasta el siglo XV, por lo que con anterioridad a ese siglo, la acequia no pudo existir. No obstante encontramos referencias a una heredad o poblado de mudéjares de la Añora ó del Añora desde finales del siglo XIV, lo que sugiere que la noria que se instaló allí en el siglo XV no fue la primera construida en aquel paraje, ni la que dio nombre al pueblo actual de la Ñora". No obstante Abelardo Merino constata que a principios del siglo XV, dentro de la zona de huerta, se cita la Añora, lugar conocido anteriormente como El Tomillate o Tomillojo, propiedad de Dña. Mencía de Cervatos, señora de Jabalí (Javalí Viejo), en donde, según Emilio Sánchez, existía un pequeño grupo de casas rodeadas de olivares, que mas tarde configuraron las calles de Arrabal y Arroyo, conocidas como Chorrico. A estas tierras de El Tomillate, constituidas por campos sin cultivar y para cuya transformación en tierra de regadío Dña. Mencía pidió permiso al Concejo de la ciudad para construir una noria, con la llegada del agua también llegarán los colonos, y la voz popular transformó en gentilicio el sustantivo "añora" para designar este lugar, distinguiéndose La Añora baja (rueda y aledaños) y la Añora alta (iglesia del Socorro, calle Arrabal y Chorrico), ésta con 43 casas y aquella con 16.

Inicialmente la Añora baja alcanzó mas relevancia ya que allí se erigió en el siglo XV la Iglesia de San Pedro, mientras que en la Añora alta, con la colaboración de D. Alonso Vozmediano de Arroniz, solamente se instaló una ermita dedicada a Ntra. Sra. del Socorro, que, según Emilio Sánchez Baeza, fue construida en 1.534 por mandato del obispo Mateo Lag.

Imagen de La Ñora

A lo largo del siglo XVI, los monjes Jerónimos, nombrados por D. Alonso Vozmediano herederos de sus bienes, vendieron gran cantidad de solares ó parcelas para edificar en la parte norte de la ermita del Socorro, configurándose la que hoy es conocida como calle Mayor y colindantes. Este aumento de viviendas y pobladores posibilitó el crecimiento de la Añora alta en detrimento de la baja, que poco a poco fue absorbida por aquella. En el año 1.579 se instaló el primitivo convento de los Jerónimos en unas casas que D. Alonso Vozmediano tenía junto a la iglesia de San Pedro, siendo trasladado a su actual ubicación en Guadalupe a finales del siglo XVII y principios del XVIII. En el año 1.587 La Ñora contaba con uno 70 vecinos y se encuadraba dentro del pueblo de Murcia en el Censo de Provincias Ordinarias y Partidos de la Corona de Castilla de 1.594. En esta época se construye el conocido "molino de los Casianos" en donde se trituraban los pimientos de bola secos o "ñoras", cuyo cultivo trajeron y expandieron por estas tierras los frailes Jerónimos.

A partir de 1.713 La Ñora se considerará jurídica y administrativamente como un lugar de realengo con alcalde pedáneo perteneciente al partido de Murcia. En este periodo ya existía la parroquia de Ntra. Sra. del Socorro, que tenía como anexa la iglesia de Javalí Nuevo y que estaba servida por un cura de segundo ascenso, teniendo también una ermita destinada a la advocación de Ntra. Sra. del Paso y un cementerio extramuros..

Con la llegada del Trienio Liberal (1.820 - 1.823) La Ñora se constituyó en ayuntamiento independiente con la anexión de Javalí Viejo. No obstante esta situación duró poco tiempo ya que por Orden de la Junta Provincial de Gobierno de España e Indias de fecha 9 de abril de 1.823 se determina el cese en sus funciones de los ayuntamientos creados en dicho periodo. A mediados de esta centúria se contabiliza la existencia de 120 casas formando cuerpo de población, y otra porción de viviendas esparcidas por su alrededores, residiendo en las mismas 422 vecinos, lo que representa unas 1.722 almas. Sus tierras son casi todas de regadío, en donde se produce trigo, pimiento, algún aceite y toda clase de hortalizas, siendo muy importante la producción de seda.

A principios del siglo XIX se produce un importante movimiento migratorio, especialmente hacia tierras catalanas, proceso que se repetirá a partir de 1.950 pero, en este caso, hacia países como Alemania, Francia, Holanda o Suiza.

Imagen de La Ñora

Desde comienzos del siglo XX se constata un importante crecimiento demográfico que alcanzará su máxima cota en 1.963 con 4.141 habitantes. A partir de esa fecha se inicia un proceso descendente que se refleja en los 3.008 habitantes de 1.970. Desde este momento se produce un suave movimiento en forma de ese que mantiene su cifras de población en torno a los 3.100 habitantes. En 1.991 vuelve a notarse un suave aumento que se refleja en los 3.335 vecinos empadronados en 1.996. Debido a su escasa superficie posee una elevada densidad poblacional, residiendo la mayor parte de sus habitantes en el núcleo de La Ñora, y el resto en las casas distribuidas por los diseminados de Molino del Casiano, Los Jerónimos y Soto de la Hoya. El sector de actividad predominante es el industrial, seguido de los servicios, la construcción y la agricultura. Esta última ha perdido su primitiva importancia como consecuencia del excesivo minifundismo existente en la zona, quedando el cultivo de las parcelas para los ratos libres. No obstante en la actualidad predominan el limonero y mandarino, así como el melocotonero, manteniéndose una pequeña producción de lechugas, tomates, acelgas, judías verdes y algún cultivo forrajero.

No podemos dejar sin una pequeña, pero, especial reseña a la famosa rueda que dio nombre y riqueza a la pedanía al elevar las aguas del río para el riego de sus tierras y sobre la que se han realizado numerosos estudios y publicaciones, debiéndose destacar especialmente los elaborados por el profesor Torres Fontes. Simplemente apuntaremos algunos datos puntuales sobre ella. Así, y, con independencia de que, como indica Pocklington, pudieron existir otras anteriores, se tienen referencias de que en el año 1.399 D. Lope Pérez Dávalos solicitó al Concejo la instalación de una rueda para elevar el agua de la acequia de Aljufía, lo que le es denegado. En el año 1.408 vuelve a pedir autorización la esposa de D. Lope, Dña. Mencía de Cervatos, lo que al final le es concedido. Junto con el resto de propiedades de D.. Alonso de Vozmediano pasa a propiedad de los frailes Jerónimos que mejoraron los regadíos y el uso de la rueda. La primitiva fue sustituida por otra en el año 1.672 que importó 4.800 reales y fue mandada construir por fray Juan de Toledo. En el año 1.836, al privarse a los frailes de sus posesiones, tras la desamortización de Mendizabal, las tierras pasan a propiedad de sus arrendatarios así como la rueda, creándose el Heredamiento de la Rueda que se rige por las Ordenanzas de la Huerta. Con el paso del tiempo tuvo que ser sustituida varias veces, siendo en 1.868 cuando se instala la última construida de madera, lo que se realiza a petición del entonces procurador del heredamiento D. Tomas Guerra Cerdán. En el año 1.936 la rueda de madera será reemplazada por otra de hierro que fue diseñada por la Casa Rueda de Murcia, siendo su importe de 60.000 pts. El 12 de noviembre de 1.982 fue declarada monumento histórico artístico nacional.