Ignorancia, incuria y lucro permitieron a partir de entonces el derribo de una interesante
arquitectura decimonónica, de la que aún quedan ciertas muestras como el antiguo
Mercado y las
casas Plazas, Piñón, antiguo Telégrafos y otras varias en las
calles Mayor y Real. En 1940, el
Ayuntamiento y sus archivos fueron pasto de un fatal incendio, lo que hasta hoy dificulta el estudio histórico de esta interesante población, ejemplo de una colonización que, tardía en la misma península, era contemporánea a la que se llevaba a cabo en regiones mineras de las Américas.