Siguiendo al profesor
Torres Fontes se constata que, antes de la Reconquista, las tierras del
campo presentaban una deficiente situación económica y escasa explotación debido a “la falta de población musulmana, escasez de
agua en tierras sedientas y el desamparo en que se hallaba el campo, expuesto a toda clase de incursiones armadas, tanto del exterior como del interior del reino de
Murcia”. Este territorio se dividía en términos, cuyos nombres un tanto desfigurados no permiten su identificación . Así, entre otros, podemos citar Aliadit o Aljadit, Alffauqui, Allielet, Mutallach, etc....Dentro de éstos términos se encontraban los rafales ó rahales (
caseríos), que generalmente mantenían los nombres de sus antiguos propietarios.
Como destaca Jiménez de Gregorio, el “campo murciano” fue desde su incorporación al reino de Castilla la natural zona de expansión de Murcia y su
huerta. Excepto algunas concesiones reales la mayoría de su territorio pasa a depender, como tierras comunales, del Concejo de Murcia, que las utilizará como reserva para ir haciendo propietarios, por donaciones censales o a título gratuito, premiando así los servicios prestados. A partir de mediados del siglo XIII estas tierras irán pasando a manos de los conquistadores cristianos que, como señala el último autor citado, irán dando los nombres de su estirpe a los caseríos que se les asignan o a los que ellos mismos construyen. Es así como se conocen los caserios de Los Celdranes, Los Sandovales, Los Avileses, Los Garcías,
Los Conesas, Los Vidales, etc..., aunque, en muchos otros casos, otros poblados deberán su nombre a causas fitogeográficas, como el Escobar o el Albardinal, y otros a motivos zoogeagráficos, como
Lobosillo.
Poco a poco se irá repoblando el campo quedando constancia de varias cesiones de tierras en Lobosillo y otras zonas a partir del siglo XIV, aunque la colonización será lenta dadas las dificultades climáticas y geográficas de la zona, que solamente permite una economía pastoril y agrícola de carácter extensivo, con un poblamiento disperso que reside en los caseríos que salpican toda la llanura extendida desde la
sierra hasta el
mar. Cada parcela de tierra es una unidad económica completa, conformada por las tierras y el
caserío en el que se aloja la
familia labriega y en el que también existen dependencias para el
ganado, el grano y los
aperos. El núcleo urbano surgirá después cuando esa economía campesina necesite de la industria, del
comercio o la administración. Entonces un cruce de
caminos, la existencia de una venta, de una
ermita, de un
pozo, de una
torre, de una balsa, etc... facilitará la agrupación de artesanos, herreros, tejedores y otros oficios que ofrecerán sus productos y servicios a la población campesina. No obstante en el campo murciano no existirán realmente núcleos urbanos hasta bien entrado el siglo XVIII, aunque salvo Torre Pacheco y
fuente Álamo, que superaban el millar de habitantes, el resto no pasa de los 300 habitantes. Concretamente, en el año 1.772, Lobosillo es considerada una diputación que desde el punto de vista administrativo y eclesiástico depende de Corvera, que en esos momentos tenía la consideración de señorío secular con alcalde pedáneo.
En el censo de 1.809 Lobosillo cuenta con una población de 424 habitantes, incluyéndose en dicha cifra tanto la residente en el primitivo núcleo de población como la que habita en los caseríos y torres dispersas por el campo. Posteriormente, Pascual Madoz señala que Lobosillo es una diputación de Murcia que cuenta con 129 vecinos (515 almas) hacia la mitad del siglo XIX.
En el periodo comprendido entre 1.960 y 1.964 la población de Lobosillo se sitúa en una cifra aporximada a los 1.300 habitantes, sufriendo un pequeño descenso entre 1.965 y 1.969, periodo en el que la población se mantiene en torno a los 1.200 habitantes. En el siguiente quinquenio se detecta un desmesurado aumento poblacional que sitúa en 1.700 el número de sus habitantes, aunque no se ha podido constatar la causa de ese ascenso, pudiéndose tratar o bien de un error de hecho o de una modificación en los límites geográficos de la pedanía que no se ha podido verificar. A partir de 1.975 el número de los habitantes de la pedanía vuelve a los guarismos anteriores a 1.970, manteniéndose hasta 1.996 por encima de los 1.100 pero sin superar los 1.200 habitantes. La mayor parte de esta población se concentra en el núcleo de Lobosillo, distribuyéndose otra parte en pequeños caseríos como Los Conesas, Los Romeras, Los Urreas, Los Vidales y Los Garcías, y, el resto, en
casas diseminadas por el campo. El principal sector de actividad de sus habitantes es la
agricultura, que ha sufrido una importante transformación como consecuencia de la llegada de las
aguas traídas a la zona a través del trasvase Tajo-Segura, y que ha conllevado que los cultivos tradicionales de secano hayan dado paso a otros cultivos de regadío, teniendo gran importancia las producciones de melón, pimiento, agrios y
hortalizas. Al sector agrícola le siguen en importancia la construcción, el comercio y hostelería, la industria manufacturera y otros servicios.