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MONTEAGUDO

Habitantes: 3.993  Altitud: 50 m.  Gentilicio: Monteagudeños 
Hoy amanece en MONTEAGUDO a las 09:17 y anochece a las 18:48
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Situación:

Pedanía situada al NE del término municipal de Murcia, a una altitud de 50 m sobre el nivel del mar, cuyo núcleo principal de población dista de la capital unos 4 kms. Tiene una superficie aproximada de 5,172 km2.

El pueblo se extiende a los pies del elevado peñón que le da nombre, siendo uno de los símbolos históricos y culturales de la Huerta. Visible desde cualquier punto de la vega, la hermosa silueta de Monteagudo constituye junto a la Torre de la Catedral de Murcia o el Santuario de la Fuensanta, un hito inconfundible del paisaje de esta comarca.

Ayuntamiento:

Pertenece al Ayuntamiento de Murcia.

Monumentos:

Castillo de Monteagudo, Castillejo, Calzada Romana, Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, Casco Antiguo, Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, Ermita de San Cayetano.

Fiestas:

Fiestas Patronales en Honor a San Cayetano, en la primera quincena de Agosto. Semana Santa de Monteagudo.

Costumbres:

- En la Semana Santa de Monteagudo, se funden la tradición con una gran participación popular que expresan la manera de ser y el sentir monteagudeño. Su huerta y calles se convierte en una simbiosis de religiosidad y bullicio, de tradición y actualidad, de pasado y presente siendo una experiencia inolvidable. Quienes la sienten una vez quieren repetir, tanto por lo que contemplan sus extasiados ojos, como por la estrecha vinculación que se establece con las gentes de esta tierra, lazos que serán indisolubles a pesar del devenir ineludible de los tiempos.

En sus procesiones y cultos se dan cita las luces de las velas, cirios y faroles, el olor a azahar y a incienso, el sonido de la campana, de la burla, el tambor y la corneta, el cante de saetas, la música y el arte, ofreciendo todo un espectáculo para los sentidos, teniendo a sus máximos protagonistas y artífices en la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Stmo. Cristo del Calvario y María Stma de los Dolores, que hacen posibles gracias a su trabajo ilusionado, a su fe y a su esfuerzo, tratando de acercar al pueblo el misterio de la pasión de Jesucristo de un modo más palpable y humano.

No se hace justicia si no se habla de todos los cultos que se realizan por su singularidad; los contrastes entre una celebración y otra, son llamativos. Pero todos tienen el punto en común de manifestar de corazón la buena fe de un pueblo alegre y folclórico, que no puede entender la espiritualidad de otro modo si no es a través de sus propias pasiones humanas. Algunos de ellos son especialmente destacables: El Pregón de Semana Santa y el Descendimiento del Stmo. Cristo del Calvario (imagen titular de la Cofradía).

En la noche de Viernes de Dolores tiene lugar la lectura del “Juicio de Ntro. Señor Jesucristo” con la imagen del Stmo. Cristo de los Desamparados, a la que acompañará todo el pueblo de Monteagudo con antorchas y velas hasta la Ermita de San Cayetano, bajo la falda del Castillo, para escuchar “La sentencia a Morir en la Cruz”.

La mañana de Domingo de Ramos, las callejuelas de la localidad se convierten en un gran escenario, en el que tras la bendición de palmas y ramos, adultos y niños vestidos de hebreos rememoran la entrada de Jesucristo en Jerusalén con alabanzas y cantos durante el transcurso de “La Procesión de la Burrica” al Templo Parroquial, en la que el protagonista de este cortejo procesional es un pollino montado por un niño que representa a Jesús.

Es en la tarde - noche de Jueves Santo, donde la Cofradía Nazarena constituye la máxima expresión de promoción del culto a sus Sagrados Titulares, en el que las imágenes de Ntro. Señor Jesucristo Nazareno de la Mirada, Stmo. Cristo del Calvario y María Stma. de los Dolores recorren la huerta fundiéndose en la total oscuridad de la noche junto al silencio, el respeto y la “saeta” que, en el más profundo y sentido flamenco, llora la pasión de Cristo. Y el cabello se eriza en este momento emocionante y humano, lleno de pasión, con el olor a incienso y cera.

Es difícil explicar todo lo que se siente durante una semana tan emotiva y fuerte a aquel que nunca lo ha visto. Es difícil explicar porqué los monteagudeños son capaces de acompañar a Cristo en numerosos actos que transcurren durante la Cuaresma, esperando que ese año, igual que todos los años, salga por las puertas de la Iglesia Cristo camino al Calvario acompañado de su Stma. Madre. En cualquier caso es una vivencia inolvidable para aquellos que la han vivido.

-Día de Navidad: es costumbre, desde hace siglos, que el Niño Jesús que porta la imagen de la Virgen de la Antigua, visite todas las casas de la localidad, felicitando las navidades y regalando el calendario parroquial.

-En la víspera de Reyes, los padres de los niños entregan los regalos de sus hijos, para que en la noche, unos vecinos disfrazados de Reyes Magos, vayan de casa en casa entregando los regalos a los más pequeños, alimentando sus ilusiones.

-El 17, de Enero, se celebra San Antón. Las gentes y visitantes acuden al Parque Natural de los Polvorines, para hacer sus paellas en comunidad, y disfrutar de un día de campo. Se bendicen los animales, y es costumbre, desde hace varias décadas, que los más jóvenes se unten la cara con azulete.

-El 30 de Abril, a las doce de la noche, las rondallas cantan los MAYOS, ante la imagen de la Virgen de la Antigua. Unos días después, el 3 de Mayo, se celebra una misa huertana en la plaza de La Cruz del barrio del Collado, donde se viste la cruz con flores.

-En Junio, coincidiendo con la festividad del Corazón de Jesús, se celebra la marcha peregrinación al monumento del Sagrado Corazón, que se inicia desde Murcia, para terminar en el castillo, donde está el monumento, con una misa celebrada por el Obispo de la Diócesis.

-En las fiestas de Agosto cabe destacar: la antiquísima costumbre de comer sandías; el novenario en honor del Patrón, San Cayetano; las veladas musicales; la alborada de cohetes para despertar a los vecinos el día 7 de Agosto; las promesas de peregrinos que acuden a visitar a San Cayetano; y la concurrida procesión con San Cayetano y la Virgen de la Antigua, donde los vendedores de "cascaruja" arrojan paladas de "torraos" al trono del Patrón, pidiendo su intercesión; y el castillo de fuegos artificiales disparado desde la fortaleza.

Historia:

El nombre de Monteagudo viene dado por la existencia del monte que se yergue majestuoso dominando toda la vega y que, según Robert Pocklington, es un topónimo que aparece en fuentes árabes desde el siglo XI bajo las grafías Muntaqüd, y en textos castellanos como Montagut ó Montagudo en la Baja Edad Média, y Monteagudo en tiempos modernos, procediendo, a través del mozárabe, del latín "Monte Acutum” (el monte agudo).

Dada su situación estratégica el cabezo de Monteagudo fue objeto de ocupación desde tiempos muy primitivos como demuestran los restos de una necrópolis argárica (años 1700-1200 a.C.), así como de utensilios prehistóricos de la Edad de Bronce (brazaletes de bronce, cuchillos de silex, punzones, vasijas). Posteriormente parece probada la existencia de una ciudad ibérica a través de los restos de cenizas, osamentas, sepulturas de urnas esféricas, sillares, construcciones y cerámica, enumerados por González Simancas.

También queda demostrada la presencia romana a través de las monedas del Emperador Augusto, la calzada romana y los restos de viviendas encontradas en dicho lugar, llegándose a plantear por Bermúdez, Amador de los Ríos y Belda Navarro que en este monte existió una villa romana en la que se construyó un acueducto, siendo, como señala Belmonte Marín, paso obligado en la vía romana que comunicaba Cartagena con Fortuna. En este sentido, Abelardo Merino, presumía que “... a los pies de este enorme peñasco hubo una ciudad antigua en el Campillo, acaso destruida en las contiendas de bizantinos y godos”.

Con la llegada de los musulmanes el lugar adquirirá gran importancia al construirse un conjunto de fortalezas que constituían una línea defensiva destinada a proteger toda la vega murciana y los distintos caminos que unían Murcia con Orihuela. Dicha línea estaba conformada por los castillos de Monteagudo, el Castellar, Castillar ó Castillejo, y el de Alharache, Alabrach ó Larache. Según el profesor Torres Fontes, las primeras noticias que tenemos del castillo de Monteagudo datan del año 1078-1079 en que, al ser destronado el reyezuelo de Murcia Abu Abderramen Ibn Tahir por Ibn Ammar, visir del rey al-Mutamid de Sevilla, fue encarcelado en dicho castillo. En el siglo XII Muhammad Ibn Sad Ibn Mardanix (1147-1171), conocido por los cristianos como el rey Lobo, mandó construir las estructuras que actualmente conocemos. Posteriormente, en los inicios del siglo XIII, el poeta cartagenero Abu-l-Hasam Hazim al-Qartayanmi nos describe esta fortaleza que denomina Montacud, así como la de Hissn-ul-farach ó Hins al-Faray (“casa de recreo y de labor”), que puede ser el de Larache, aunque otros autores lo hacen derivar de Alarich (“huerto de flores y jardín”), y que parece ser fue residencia de la familia real. Con respecto al Castellar, esta construcción también data de la época del rey Lobo.

Tras la conquista de Murcia por los cristianos el castillo de Monteagudo fue residencia por cortos periodos de tiempo del rey Alfonso X el Sabio, como demuestran los documentos fechados en este lugar en diferentes días del mes de junio de 1.257. En la tercera partición de la huerta y campo de Murcia realizada el año 1268, la fortaleza con sus viñas y tierras de secano (conjunto con mas de 600 tahullas) pasará como donadío a la reina doña Violante, aunque, como consecuencia de la rebeldía de la reina, el Real de Monteagudo volvió a la Corona, asignándose a su custodia un alcaide real. Posteriormente, siendo rey Sacho IV, pasó a ser propiedad de doña María de Molina, hasta que Fernando IV se lo cede al Obispo de Cartagena que toma posesión de la fortaleza en 1.321. Poco tiempo después, dada su importancia estratégica, pasará nuevamente a poder real, constituyéndose, según Torres Fontes, en el baluarte que controlaba las incursiones oriolanas en la huerta murciana, siendo también un instrumento decisivo en las luchas que se produjeron en el reino de Murcia en los años 1448 y 1449 , cuando Juan Ide Navarra ocupó la ciudad de Murcia, aunque tuvo que abandonarla cuando las huestes del Condestable Luna y el Adelantado Mayor del Reino Don Pedro Fajardo ocuparon el castillo de Monteagudo.

Unida a esa importancia militar y estratégica, las crónicas medievales nos dan cuenta de la existencia a extramuros del castillo, en la falda del cerro que da a mediodía, de una importante ciudad con el mismo nombre, si bien tras la conquista de Granada y la unión de Castilla y Aragón con los Reyes Católicos se llega a la desaparición de la inseguridad reinante en este territorio, y, por tanto, al abandono de la fortaleza, de la que fue su último alcaide Don Juan Chacón, muerto en 1503. Consecuencia de todo ello es también la decadencia de la ciudad, que quedó reducida a un pequeño caserío.

Desde tiempos medievales era venerada la "Estampa" de la Virgen de la Antigua, advocación mariana que toma su nombre de su antigüedad.

La Virgen tenía su ermita a los pies del Castillo. Mas tarde se plasmaría en imagen de talla. En el S. XVIII, se introduce en el lugar la devoción a San Cayetano, santo italiano del S XVI, que es considerado por la Iglesia como el Padre de la Providencia. San Cayetano tenía una ermita, pero la gran afluencia de fieles devotos del santo, en 1711, se comienza a construir el antiguo templo parroquial, quedando la ermita de San Cayetano convertida en capilla en el interior del templo, dedicado a la Virgen de la Antigua, tal como figura en el archivo parroquial.

En este mismo siglo Monteagudo tiene la consideración de lugar de realengo con alcalde pedáneo. Posteriormente, en el denominado Trienio Liberal (1820-1823), conformará su propio ayuntamiento, aunque esta situación duró poco tiempo, pasando a depender nuevamente del municipio de Murcia. Concretamente en el R. Decreto de 21 de abril de 1834, por el que se realiza la subdivisión provincial de juzgados de primera instancia, en Murcia se incluye el Esparragal y la Diputación de Monteagudo.

A mediados del siglo XIX Pascual Madoz nos deja constancia de que Monteagudo tiene 240 casas, en las que residen 380 vecinos (928 almas); una Iglesia bajo la advocación de Ntra. Sra. De la Antigua que es aneja de la parroquia del Esparragal, con un gran arraigo de las fistas patronales de San Cayetano. Sus tierras eran casi todas de moreral de riego de excelente calidad, regadas por las acequias de Churra la Nueva, Zaraiche, Azarbe del Merancho y por el Azarbe de Monteagudo, contando en algunas de sus colinas con plantaciones de “nopales” que producen gran cantidad de higos chumbos. Además de éste último producto también se constata el cultivo de trigo, maíz, hortalizas y pimientos, siendo importante su producción de seda.

En el presente siglo se constata un continuo crecimiento poblacional, pasándose de los 1.600 vecinos del año 1900 a los 4.758 habitantes de 1960. Este incremento se mantiene hasta 1970, año en el que solo constan 3.075 habitantes, pudiéndose deber este descenso a la remodelación de los límites de la pedanía, en la que el nomenclator de 1960 incluía una entidad singular denominada Zarandona que no aparece en el de 1970. A partir de éste último año las cifras de población se estabilizan en torno a los 3.600 habitantes. Concretamente en la última renovación padronal realizada en 1996 figuran inscritos 3.658 vecinos, que se distribuyen entre los núcleos de población de Monteagudo, La Cueva, Las Lumbreras y el diseminado de la Huerta de Monteagudo. El sector de actividad que mayor población ocupa es el comercio y la hostelería, seguido de otros servicios, industria manufacturera, construcción y agricultura, destacando en este último sector el predominio de las plantaciones de limonero y naranjo, presentando también una especialización en cultivos de hortalizas (acelga, lechuga, tomate, judía verde), denotándose un enorme retroceso en los cultivos tradicionales de maíz y alfalfa.

Cuando hablamos de Monteagudo no podemos dejar de mencionar una singular construcción que desde principios del presente siglo caracteriza a esta pedanía: la imagen del Sagrado Corazón de Jesus. La primitiva construcción fue inaugurada el 31 de octubre de 1926, siendo su peso de 20 toneladas. Estaba conformada por el Cristo con los brazos abiertos, las imágenes de San Francisco de Asís y de San Francisco Javier, dos indios en actitud de oración y un relieve de Santa María de Alcoque en el pedestal. Fue demolida por acuerdo municipal de 11 de septiembre de 1936, aunque el relieve de la Virgen se conservó. La actual imagen, alzada en el mismo centro del castillo, fue inaugurada el 28 de octubre de 1951.

En 1989, el templo parroquial se cerró por ruina debida a problemas de cimentación. Fue demolido en 1997, conservándose sólo la capilla de San Cayetano, convertida de nuevo en ermita. El nuevo templo parroquial, de traza moderna, se inaguró en 1999.