La veintena de ancianos que recala a diario en el centro de mayores de Moratalla (Murcia, 8.500 habitantes) recibe a su directora, la pedagoga Cándida Marín, con la misma pregunta: “ ¿Candi, has cobrado?”. Y la respuesta, desde los últimos cuatro meses, siempre es la misma. “No”. Marín (Moratalla, 1967), como los 80 trabajadores municipales, la mitad de ellos funcionarios, encarna el eslabón más débil de la asfixia económica de su Ayuntamiento, atenazado por una deuda de 29 millones y descubiertos ... (ver texto completo)