Me subo con mis padres al coche, salimos para Caravaca y entramos en Mercadona. Allí llenamos un carro, pagamos en cualquiera de las cajas y volvemos a Moratalla. Cuando llegamos a mi casa, lo sacamos todo del coche y lo llevamos a casa. En casa comparamos lo que nos ha costado el carro repleto con lo que hubiésemos pagado en Moratalla. Y vemos con asombro que nos hemos ahorrado casi cuarenta euros. Ahora yo pregunto, ¿dónde volveremos a comprar la próxima semana?
Esto no es un sueño, es una realidad. No estoy en contra del comercio de Moratalla, sólo estoy a favor de la economía de mi familia. Mis padres no van a estar trabajando para no poder ahorrar nada.
Esto no es un sueño, es una realidad. No estoy en contra del comercio de Moratalla, sólo estoy a favor de la economía de mi familia. Mis padres no van a estar trabajando para no poder ahorrar nada.