Mira Claras, digo Yemas, todos reconocemos que Caravaca es una gran metrópolis, que todos los caravaqueños son políglotas, etc., etc., etc. Digo que los caravaqueños son políglotas porque estoy seguro que tú no eres de allí. Y a las pruebas me remito: los caravaqueños, eso es admitido por todos los científicos del mundo mundial, son gente culta, con buena formación, con carreras universitarias, ...
Pero tú no cabes dentro de esa clasificación, y para demostrártelo sólo que hay que echar un vistazo a tus escritos: la ortografía es una ciencia desconocida por tu insigne persona, cosa que no ocurre en un auténtico caravaqueño, ¿o sí?
Y ahora el chiste prometido.
"Llegan un aldeano de la rústica Moratalla y un ciudadano de la metrópolis caravaqueña a pedir trabajo de vendedores a unos grandes almacenes. Los dos son admitidos a prueba el primer día.
Al acabar la jornada, el gerente se dirige al políglota caravaqueño y le pregunta:
- ¿Qué ha vendido hoy su ilustrísima señoría?
- Un anzuelo -responde el cosmopolita caravaqueño.
- ¿Un anzuelo? y ¿cuál ha sido el importe de la venta?
- 0, 10€ - contesta tu paisano.
* Cómo no sabes qué será eso de 0, 10€, te diré que son 10 céntimos de euro, Yemas.
Después se dirige al rústico y le pregunta.
- Tú, ¿cuántas ventas has hecho?
- Una, señor -responde el aldeano.
- ¿Una?, pero ¿qué clases de vendedores sois vosotros?
- Venga, dime, ¿cuánto ha importado tu vente?
- Un millón de euros, señor gerente.
- ¿Un millón?, ¿qué has vendido?
- Bueno él quería un anzuelo pequeño, y yo le dije que debería comprar un juego de anzuelos y una caña. Después le dije que tal vez necesitaría un juego completo de cañas y un impermeable por si necesitaba adentrarse en el río. Cuando se iba, lo llamé y le comenté que alguna vez podría ir a pescar al mar, así que le vendí la barca que tenemos en aquella sección. Una vez firmada la compra del barco le dije que para transportarlo necesitaría un buen remolque, así que le vendí el más grande. Le pregunté que si tenía un vehículo para llevar el remolque y la barca y al contestarme que no, le dije que teníamos una oferta de vehículos todoterreno y le vendí el más caro.
El gerente quedó asombrado y comentó:
- Y todo a un hombre que vino a comprar un anzuelo.
- No señor, él no vino a comprar un anzuelo. Vino a comprar un paquete de compresas y yo le dije: amigo, ya que se te ha estropeado el fin de semana, ¿por qué no te vas de pesca?
Pero tú no cabes dentro de esa clasificación, y para demostrártelo sólo que hay que echar un vistazo a tus escritos: la ortografía es una ciencia desconocida por tu insigne persona, cosa que no ocurre en un auténtico caravaqueño, ¿o sí?
Y ahora el chiste prometido.
"Llegan un aldeano de la rústica Moratalla y un ciudadano de la metrópolis caravaqueña a pedir trabajo de vendedores a unos grandes almacenes. Los dos son admitidos a prueba el primer día.
Al acabar la jornada, el gerente se dirige al políglota caravaqueño y le pregunta:
- ¿Qué ha vendido hoy su ilustrísima señoría?
- Un anzuelo -responde el cosmopolita caravaqueño.
- ¿Un anzuelo? y ¿cuál ha sido el importe de la venta?
- 0, 10€ - contesta tu paisano.
* Cómo no sabes qué será eso de 0, 10€, te diré que son 10 céntimos de euro, Yemas.
Después se dirige al rústico y le pregunta.
- Tú, ¿cuántas ventas has hecho?
- Una, señor -responde el aldeano.
- ¿Una?, pero ¿qué clases de vendedores sois vosotros?
- Venga, dime, ¿cuánto ha importado tu vente?
- Un millón de euros, señor gerente.
- ¿Un millón?, ¿qué has vendido?
- Bueno él quería un anzuelo pequeño, y yo le dije que debería comprar un juego de anzuelos y una caña. Después le dije que tal vez necesitaría un juego completo de cañas y un impermeable por si necesitaba adentrarse en el río. Cuando se iba, lo llamé y le comenté que alguna vez podría ir a pescar al mar, así que le vendí la barca que tenemos en aquella sección. Una vez firmada la compra del barco le dije que para transportarlo necesitaría un buen remolque, así que le vendí el más grande. Le pregunté que si tenía un vehículo para llevar el remolque y la barca y al contestarme que no, le dije que teníamos una oferta de vehículos todoterreno y le vendí el más caro.
El gerente quedó asombrado y comentó:
- Y todo a un hombre que vino a comprar un anzuelo.
- No señor, él no vino a comprar un anzuelo. Vino a comprar un paquete de compresas y yo le dije: amigo, ya que se te ha estropeado el fin de semana, ¿por qué no te vas de pesca?