
Los primeros pobladores del lugar corresponden al Neolítico, como así lo atestiguan los hallazgos encontrados en el cerro del
castillo; este estratégico lugar, desde el que se domina toda la
Cuenca, sería también el elegido por los musulmanes para levantar siglos después la fortaleza.
Pero no sería hasta 1295 cuando, al llegar a la zona Alfonso X el Sabio para reconquistar la ciudad de
Mula, el lugar adquiera un papel definitivamente relevante. El infante se hizo con el castillo almohade y lo transformó en prisión de musulmanes, fundando a sus pies la villa de Puebla; las
huertas del lugar eran labradas por los infieles durante el día, siendo encerrados en el recinto
amurallado por las
noches. El nucleo
medieval se extendía por lo que hoy son las
calles de la
Iglesia y de
Palacios, formando ambas una encrucijada. El resto del trazado antiguo corresponde a la expansión del siglo XVIII, época en la que se construye la iglesia de
San Juan y se abre la
plaza que lleva su nombre.