El término Sangonera, que comparten dos pedanías, diferenciadas por los calificativos de Verde y Seca, presenta varias versiones con respecto a su origen. Un primer grupo la hacen derivar de un sangriento combate entre tropas musulmanas y visigodas o cristianas. En este sentido, Gumersindo Barrancos afirma que su nombre proviene de la palabra latina Sanguinaria, que por tradición oral, avalada, según dicho autor, por Rodríguez Almela, Cascales o Saavedra Fajardo, hace referencia a una batalla que enfrentó a moros y visigodos en el año 713. Francisco Jiménez, citando a Cascales, la hace derivar del enfrentamiento que, en el año 714, se produjo entre un ejercito, dirigido por el Obispo de. Orpas y Amiramech, con los pobladores de la ciudad de Murcia. Antonio Angel Botias, hace referencia a un párrafo de la Primera Crónica General, que lleva a algunos autores a localizar la famosa batalla de Guadalete en el “… Camp de Sangonera, qes entre Murcia et Lorca”, aunque resalta este autor que “ … el desarrollo del topónimo árabe Sanqunayra se ha traducido popularmente como Sango y Nera, esto es Sangre Negra, en referencia a la sangrienta batalla iniciada por Fernando III el Santo contra Mohamed Ben Hud entre Alcantarilla, San Ginés y el caserío de Torre Guill en el siglo XIII”. Frente a este grupo de tesis belicistas, Robert Pocklington defiende que, posiblemente, se trate de un fitotopónimo derivado de la proliferación en estas tierras de alguna de las especies vegetales que, según el Botánico Anónimo Sevillano, eran identificadas con el término mozárabe Sanqunayra, vocablo procedente del latín Sanguinaria (sanguínea, sangrienta) que se aplicaría a dichas plantas por el color de su savia o de su fruta, o por emplearse en el tratamiento de las hemorragias.
Parece ser que ya durante la dominación árabe se dividían en dos partes las tierras del campo conocido por el nombre del río que las regaba, el Sangonera. Concretamente, en la descripción que Abelardo Merino hace del Reino de Murcia en época de Fernando III, se indica que “ … después de Alcantarilla y dejando a la izquierda la Buznegra, ..., mencionan los historiadores árabes los pagos de Sangonera la Verde y la Seca, tocándose al fin con Librilla”. Esta distinción se reflejaría en el Repartimiento realizado por Alfonso por el Sabio, otorgándose, según Gumersindo Barranco, a la Seca el nombre de Albar como referencia a sus tierras blancas y de secano. No obstante, el Albar de Sangonera es descrito por el profesor Torres Fontes al referirse a la quinta partición de tierras (1272-1273), señalando que en él se distinguían “… cuatro grandes alquerías, conjuntamente con otras más pequeñas, que parecen corresponder a la actual división de Sangonera la Verde y Seca…..”.
Antonio Angel Botias afirma que Sangonera la Verde inicia su crecimiento como núcleo urbano de población a la sombra de dos grandes terratenientes: el Conde Guill y los Marqueses de Mayayo, cuyos jornaleros comenzaron a construir sus casas en los límites de las posesiones de ambas estirpes. Algunos de estos vecinos se dedicaron a otros oficios, especialmente los relacionados con la construcción, y tras enriquecerse adquirieron la propiedad de las tierras donde se ubicaban sus viviendas. De este crecimiento vecinal queda constancia en diversos documentos del siglo XVI en donde los residentes del lugar realizan diversas peticiones al Concejo de la ciudad de Murcia. En este periodo pudo surgir el segundo topónimo de la pedanía, Ermita Nueva, derivada de la construcción de una pequeña ermita que más tarde se amplió y se convirtió en la actual parroquia de Ntra. Señora de los ángeles, patrona de la pedanía.
En el siglo XVIII a Sangonera la Verde se le reconocerá la consideración jurídico-administrativa de Aldea de Realengo a la que se asigna un Alcalde Pedáneo.
Con la llegada del Trienio Liberal (1820-1823) se ponen en práctica las nuevas ideas liberales sobre la división municipal, reflejadas en el texto constitucional elaborado por las Cortes de Cádiz en 1812, pero Sangonera la Verde no reunía las condiciones exigidas por la nueva normativa para constituirse en Ayuntamiento propio, por lo que, junto con Sangonera la Seca, pasa a integrar el nuevo término municipal de El Palmar. Esta situación se mantuvo hasta 1856, fecha en la que desaparece dicho Ayuntamiento y las entidades que lo conformaban pasan a convertirse en diputaciones ó pedanías del municipio de Murcia.
En la presente centúria, y especialmente a partir de la década de los años 50, se denota una clara trayectoria ascendente en el aspecto demográfico, pasando de los 3.557 habitantes de 1960 a los 7.457 de 1996, de los que aproximadamente el 97% residen en el núcleo de población y el resto en el diseminado.
Con relación a la actividad desarrollada por sus habitantes, la pedanía de Sangonera la Verde se caracteriza por el predominio del sector de la construcción, cuyos efectivos triplican al resto de sectores, salvo los servicios, teniendo la actividad agrícola una representación testimonial, ya que la mayoría de las personas que se dedican a estos menesteres lo realizan a tiempo parcial. Ese predominio del sector constructivo conlleva que en la pedanía se ubiquen gran número de empresas de este sector, a las que se han ido uniendo otras relacionadas con el mismo, así como otras dedicadas al transporte y exportación de frutas, invernaderos de flores, granjas avícolas y empresas cárnicas.
Parece ser que ya durante la dominación árabe se dividían en dos partes las tierras del campo conocido por el nombre del río que las regaba, el Sangonera. Concretamente, en la descripción que Abelardo Merino hace del Reino de Murcia en época de Fernando III, se indica que “ … después de Alcantarilla y dejando a la izquierda la Buznegra, ..., mencionan los historiadores árabes los pagos de Sangonera la Verde y la Seca, tocándose al fin con Librilla”. Esta distinción se reflejaría en el Repartimiento realizado por Alfonso por el Sabio, otorgándose, según Gumersindo Barranco, a la Seca el nombre de Albar como referencia a sus tierras blancas y de secano. No obstante, el Albar de Sangonera es descrito por el profesor Torres Fontes al referirse a la quinta partición de tierras (1272-1273), señalando que en él se distinguían “… cuatro grandes alquerías, conjuntamente con otras más pequeñas, que parecen corresponder a la actual división de Sangonera la Verde y Seca…..”.
Antonio Angel Botias afirma que Sangonera la Verde inicia su crecimiento como núcleo urbano de población a la sombra de dos grandes terratenientes: el Conde Guill y los Marqueses de Mayayo, cuyos jornaleros comenzaron a construir sus casas en los límites de las posesiones de ambas estirpes. Algunos de estos vecinos se dedicaron a otros oficios, especialmente los relacionados con la construcción, y tras enriquecerse adquirieron la propiedad de las tierras donde se ubicaban sus viviendas. De este crecimiento vecinal queda constancia en diversos documentos del siglo XVI en donde los residentes del lugar realizan diversas peticiones al Concejo de la ciudad de Murcia. En este periodo pudo surgir el segundo topónimo de la pedanía, Ermita Nueva, derivada de la construcción de una pequeña ermita que más tarde se amplió y se convirtió en la actual parroquia de Ntra. Señora de los ángeles, patrona de la pedanía.
En el siglo XVIII a Sangonera la Verde se le reconocerá la consideración jurídico-administrativa de Aldea de Realengo a la que se asigna un Alcalde Pedáneo.
Con la llegada del Trienio Liberal (1820-1823) se ponen en práctica las nuevas ideas liberales sobre la división municipal, reflejadas en el texto constitucional elaborado por las Cortes de Cádiz en 1812, pero Sangonera la Verde no reunía las condiciones exigidas por la nueva normativa para constituirse en Ayuntamiento propio, por lo que, junto con Sangonera la Seca, pasa a integrar el nuevo término municipal de El Palmar. Esta situación se mantuvo hasta 1856, fecha en la que desaparece dicho Ayuntamiento y las entidades que lo conformaban pasan a convertirse en diputaciones ó pedanías del municipio de Murcia.
En la presente centúria, y especialmente a partir de la década de los años 50, se denota una clara trayectoria ascendente en el aspecto demográfico, pasando de los 3.557 habitantes de 1960 a los 7.457 de 1996, de los que aproximadamente el 97% residen en el núcleo de población y el resto en el diseminado.
Con relación a la actividad desarrollada por sus habitantes, la pedanía de Sangonera la Verde se caracteriza por el predominio del sector de la construcción, cuyos efectivos triplican al resto de sectores, salvo los servicios, teniendo la actividad agrícola una representación testimonial, ya que la mayoría de las personas que se dedican a estos menesteres lo realizan a tiempo parcial. Ese predominio del sector constructivo conlleva que en la pedanía se ubiquen gran número de empresas de este sector, a las que se han ido uniendo otras relacionadas con el mismo, así como otras dedicadas al transporte y exportación de frutas, invernaderos de flores, granjas avícolas y empresas cárnicas.