Vivo en una nube, desde que el
verano del 92, me levanté a tal hora, y contemple desde mi
balcón un adonis que cambió mi vida, y la convirtió en una loca carrera por conseguir conocer a aquél que allí mismo me me robó una parte de mi, que aún añoro.
Todo esto sucedió cuando divise la estampa de un torso masculino semi desnudo donde se intuian unas
sombras que dibujaban esos perfectos pectorales y un bientre cincelado por el mismo Leonardo, que tambien disfrutaba de la brisa matutina en este paraiso.
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