En la pobre economía de subsistencia de los años cincuenta y sesenta,
el COCHINO era un trofeo para los ahuecados estómagos y las desamparadas
DISPENSAS de aquella época.
En los fríos Enero y Febrero, preferidos para el MATADO, los chillidos de
los sacrificados disputaban la madrugada al canto de los gallos.
Recuerdo la víspera de la matanza como un día de inquietud; acercándome
a la pocilga para contemplar, apenado, al pobre cerdo que tenía las horas
contadas. Mi desasosiego no terminaba
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La verdad es que leyendo todo lo que habeis escrito sobre la
matanza y el chumarro.... me dan unas ganas tremendas de
comer rabo y pellejos ahora mismo por no esperar.
Yo la matanza también la vivía como una
fiesta de
reunión familiar y mucho trajín por
casa, los chillidos agudos del cochino me daban pavor, imagino que como a cualquier chiquillo, las morcillas culares... uh que buenas, lo del ""maridonoveas"" era muy popular y generaba mucha intriga.
Lo de picar la carne con la picadora y embutir
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