Fue
Bergasa aldea perteneciente al municipio de
Arnedo, como lo acreditan las reales concesiones de independencia que se conservan en el Archivo de los Duques de Frías y, por lo tanto, se regía por el fuero de Arnedo otorgado a finales del siglo X.
Durante el siglo XII pasó a pertenecer, junto a Arnedo, al reino de
Aragón (Tratado de Nájera, 1122) en tiempos de Alfonso I el Batallador
Tras la muerte de este, en 1134, fue ocupada por el monarca Alfonso VII de Castilla y Aragón. Su agitada
historia política se reinició poco después; en 1148 fue, entregada al rey navarro García Ramirez, como feudatario del monarca de Castilla.
El rey navarro Sancho el Sabio se apoderó de Arnedo, pero su sucesor, Sancho VII el Fuerte, no tardó en restituirlo a Alfonso VIII por las treguas de
Guadalajara en 1198.
Tras su coronación en 1366, Enrique de Trastámara o Enrique II “el de las Mercedes” concedió este señorío al caballero francés, de la Bretaña, Bertrán Duquesdín en recompensa por su ayuda contra Pedro “el Cruel”. Sin embargo, los de Bergasa no vieron bien que su señor fuera francés y parodiando al conde de Benavente, que quemó su
palacio donde obligatoriamente tuvo que dar hospedaje a un traidor, abandonaron
casas, tierras y bienes. El hecho hizo recapacitar a Don Bertrán, que no tuvo más remedio que vender el señorío a los bergaseños, que no acataban tal, y menos estaban dispuestos a la obediencia y vasallejo. En 1379, los bergaseños se redimieron del señorío del francés por la cantidad de dos mil dobles castellanas. Bergasa desde entonces estuvo vinculada a Don Pedro Fernández de Velasco, camarero mayor del reino y condestable de Castilla, que tenía unos doscientos municipios bajo su vínculo en toda
España.
Once años después de que Felipe IV concediera el título de ciudad a Arnedo es decir, el 12 de noviembre de 1664, Bergasa fue villa (título concedido por la reina Mariana de
Austria), dejando de ser aldea de Arnedo por lo que la personalidad bergaseña tuvo que pleitear ruidosamente con las de Arnedo a la hora de amojonar los linderos del término municipal. Llegó a tener 29 beneficiados y una fama de villa próspera que traspasaba las fronteras de
La Rioja.
El ejemplo de Bergasa contra Bertrán Duquesdín tuvo eco durante dos siglos y aún en el pasado se recordaba en la villa la actitud heroica de los antepasados.
Bergasa forma parte de la provincia de
Soria hasta la creación de la de Logroño por el Real Decreto del 30 de noviembre de 1833.
En 1980 la villa de Bergasa es uno de tantos
pueblos riojanos donde el olvido y el abandono han sido palpables. Bergasa no tenía
agua corriente en las viviendas, aunque tenía concedida por parte de la Diputación de La Rioja una subvención para la red de abastecimiento. Pero una buena parte de los gastos corren a cargo del
Ayuntamiento. Las
calles de Bergasa estaban en su mayor parte sin pavimentar; los recursos del Ayuntamiento eran pobres. Había alumbrado público y teléfono automático. Los servicios sanitarios venían de Arnedo y contaban con un botiquín de urgencia instalado en el Centro Rural de Higiene.