Amador y Mari Carmen, quiero contaros que la primera noción de empapelado de paredes los tengo de la
casa de vuestra madre y abuela. En el portalito, a la izquierda, tenía la Ocha su tiendilla de chuces con una pequeña
ventana-mostrador; las
escaleras arrancaban desde la misma
puerta de la
tienda con una inclinación casi vertical adornadas con unas paredes cubietas de hojas de periódico. El acceso sería difícil, pero ameno.