En un día como éste, de buena
nevada y frío pelón,
qué mejor sitio que un buen fogón...
... Mientras el fuego, bailarín y caprichoso,
adornaba de inquietas
sombras
las obscuras paredes del hogar,
el crepitar de la lumbre cubría
los silencios de la relajada conversación.
Todo era verdad, sencillo, sin engaño;
sólamente un triste calendario
y el acogedor
rincón del escaño.
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