Buena comparación, Inma, Aquellas cajas de mazapán-del tamaño de las circulares de queso en porciones-tenían en la tapa unos bonitos dibujos, o
fotos, de
paisajes nevados,
castillos... verdaderamente preciosos; lo mejor estaba dentro: un lazapán de
color marrón, creo que enrroscado en espiral, rociado de
nieve de azucar y adornado de coloridos confetis. ¡Qué manjar para nuestros golosos años de aquel entonces!. Mi tía Angeles nunca fallaba, siempre nos ponía una en la COLACIÓN.